Al principio de la Revolución Industrial en Reino Unido a mediados del siglo XVIII, una etapa interesante para el análisis es el momento en que los Campos Comunales empiezan a ser delimitados con cercos, para el buen provecho de las ovejas y su preciado bien: la lana para la Industria Textil. El gran problema para la sociedad fue la pérdida de bosque para la caza y terreno para el cultivo. Hubo episodios de hambre intensa durante mucho tiempo a consecuencia del vallado y la imposibilidad del campesinado de ganarse la vida. La leyenda, rodeada de sarcasmo y mal gusto, decía que las ovejas se están comiendo a la gente del campo.
Este triste episodio de la Historia de la Economía, donde el Capital se nutre una vez más de la sangre del débil, no es más que uno entre tantos ocurridos y demás que seguirán ocurriendo. Lo hace especial el que haya sido el génesis del sistema económico que hemos heredado hasta el siglo XXI.
Hoy en día en España sucede algo parecido, con sus obvias diferencias temporales. Hemos vivido una década de Boom Inmobiliario enviciado por un crédito barato y muy dado a acostarse con cualquiera. Se ha construido como para satisfacer la demanda de una sociedad rica con mucho excedente, mientras que el pago se hacía con papelitos firmados y sin una actividad productiva eficiente de alto valor agregado.
Los Ayuntamientos/Municipios de todo el país se dieron cuenta de la oportunidad. Y sin ningún control ó protocolo se pusieron a recalificar terrenos cultivables como urbanizables. Hay en cada pueblo una zona nueva con calles, farolas, alcantarillado, rotondas, parques, jardines y demás instalaciones, pero sin vecinos alrededor. Solares vacíos y disponibles para quien quiera construir por todo el territorio, pero sobre todo en la Costa Mediterránea. Donde había naranjos, ahora hay pavimento. Donde había almendros hay una casa. Aquel bosque tan bonito, es donde está la piscina. Aquella pradera, un campo de golf.
Dicha disminución de terreno cultivable se remedia con agricultura intensiva y/o importación. La primer opción degrada el terreno y depende mucho de los Laboratorios. La segunda depende de los barcos, trenes y camiones: petrodependencia. Sin entrar en el conflictivo tema de los transgénicos y las grandes explotaciones agrícolas mecanizadas en las vastas llanuras de ultramar, que merece un ensayo aparte.
Sin un modelo de desarrollo urbanístico ordenado cuyo fin sea satisfacer la necesidad de una demanda real, ni la medición y estudio del impacto ambiental y social que genera la recalificación urbana, el resultado es nefasto para el sector inmobiliario y toda la industria dependiente. Lo podemos observar con todas sus consecuencias en el Levante español de la década de 2010. Y tomar como ejemplo, ya que en muchos otros lugares del planeta pasarán situaciones similares en el corto y medio plazo.
Algún día dirá en los libros de Historia, que los ladrillos se han comido a la gente del mediterráneo español.
JFCI.-
JFCI.-
1 comentario:
Que gran verdad y que triste final para la cultura del pelotazo. La segunda parte de tu escrito es cuando la revolucion industrial tenia trabajadores sin derechos, algunos niños incluso. Si te ponias malo, iba tu hijo o a morirse de hambre, etc.
Avisa cuando escribas sobre la reforma laboral.
Y por acabar, como hago yo huelga mañana, final de mes y teniendo que explicar a mis doctores que "no te atiendo porque estoy de huelga"???
Un abrazo
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